Casi el 90% de los argentinos toma la infusión y sólo en 2004 compraron 230 millones de kilos de yerba. El 11% de la producción se exporta.

 

El mate nuestro de cada día

 

Por Cora Cáffaro. Especial para Clarín.com - 17/03/05

Infaltable por la mañana o por la tarde; buena excusa para una charla de amigos; testigo de interminables horas de estudio o trabajo; dulce o amargo, caliente o frío, yerba con o sin palo, tradicional o saborizada, y algunos hasta creen que tiene propiedades curativas. El mate es parte de nuestra identidad nacional. Es la infusión más consumida en el país, según lo confirman las estadísiticas: el 88.8% de los argentinos consume yerba mate. Además, la Argentina es el primer consumidor mundial y también el mayor productor.

El origen del consumo de yerba mate –cuyo nombre científico es Ilex paraguarienses– se pierde en el tiempo. Formó parte de la alimentación básica de los guaraníes que la denominaban “caa-mate” (“caa”: planta o hierba, y “mate” derivaría del quechua “matí”: calabacilla para beber), y fue a través de ellos que llegó a los conquistadores españoles. Su consumo se extendió de tal manera que se organizó un intenso tráfico. Luego, los jesuitas introdujeron el cultivo en sus “misiones” pero con su expulsión, hacia 1769, se perdieron tanto los yerbales como la tradición del cultivo. Más de cien años después, en Paraguay, Federico Neumann logró obtener la germinación de semillas de yerba mate. Y en 1903 se realizó la primera plantación racional y de importancia, en San Ignacio, Misiones. Unos años después el cultivo comenzó a expandirse.

Fuente de vitaminas y minerales, poderoso antioxidante, efectivo contra el colesterol y de efecto energizante, hoy, el mate es parte de la rutina diaria de los hogares argentinos. Desde la Cámara de Molineros de Yerba Mate de la Zona Productora arrojan una cifra muy significativa: el consumo del mercado interno en 2004 fue de 236.428.805 kg de yerba y representa un 89% del total producido en el país. Roberto Montechiesi, director ejecutivo de la institución, sostiene que “en nuestra zona productora –Misiones y Noroeste de Corrientes– hay 18.000 productores, 260 secaderos y 140 molinos, de los cuales alrededor de 20 concentran el 70% de la producción”.

Según Ibope, TGI Argentina 2004, en una muestra de 18.026.000 personas de entre 12 y 75 años, tomada entre abril y octubre de 2004, en ciudades de más de 50.000 habitantes, en nuestro país hay 16.015.000 personas que consume yerba mate, es decir un 88.8%. Capital Federal y GBA registran el mayor porcentaje de consumo (48.70%). El hábito de tomar mate también varía de acuerdo a la clase social de pertenencia. Con un 56% del consumo total, la clase baja es la que más lo toma, mientras que en los segmentos más altos se consume sólo el 10.10%.

Las mujeres son más tomadoras de mate que los hombres: 89.50% contra 88.20%, según el mismo estudio realizado por Ibope. Por último, la gente de entre 12 y 19 años es la que más yerba compra (19.70%), seguida del segmento de entre los 25 y los 34 (19.50%). Entre los años 2000 y 2004 el consumo de yerba no varió, a pesar de la crisis que sufrió el país. “A lo sumo la gente cambió de marca, pero no se registraron variaciones”, afirman en la consultora.

A su vez, el consumo per cápita anual de yerba mate es de 6.4 kg, mientras que en el caso del café es de 0.9 kg y, en el del té, de 0.16 kg, indican tanto en la Cámara como en el Informe de Infusiones de enero de 2005, elaborado por la Dirección Nacional de Alimentos. En relación a otras bebidas, Roberto Montechiesi compara: “Una persona consume al año alrededor de 30 litros de vino, 50 litros de gaseosa, 18 de agua mineral, 34 de cerveza... y 100 litros de mate”. Y enfatiza: “Se toma tanto mate como agua corriente”.

Luis De Bernardi, responsable del área de Infusiones de la Dirección Nacional de Alimentos, afirma que “hay alrededor de 125 empresas de yerba mate inscriptas, pero muchas producen más de una marca”. Montechiesi, por su parte, contabiliza “arriba de 320 marcas”. Entre las principales, se encuentran Taragüí y Unión, de Establecimiento Las Marías S.A.; Nobleza Gaucha (Molinos Río de la Plata S.A.), La Tranquera, Rosamonte, Cruz de Malta, CBSé, Amanda y Romance. A su vez, Las Marías también produce La Merced y Mañanita; y Molinos, Chamigo. “Un dato importante es que entre las 10 primeras, se ubican tres cooperativas: Liebig (Playadito), Santo Pipó (Piporé, Mulita y Sublime) y Montecarlo (Aguantadora)”, dice De Bernardi. Otras firmas medianas son La Misiónense y Buen Día.

 

Yerba mate de exportación

El mercado interno es el más rentable, pero muchas de estas marcas también exportan una porción de lo que producen. Los principales destinos son Siria, Chile, Brasil y Uruguay. Silvana Castro, jefa de producto de Cruz de Malta, cuenta que su empresa exporta desde los años 60. “No nos subimos a la oleada de exportaciones del 2001”, dice. Ellos llegan a Siria, Líbano y Emiratos Árabes, que compran un 70% del volumen total de sus exportaciones. El 30% restante se distribuye entre los Estados Unidos, Italia, España, Australia, Canadá, Chile, Venezuela, Lituania y Rusia. Por su parte, Montechiesi especifica que, a pesar de que las exportaciones cayeron un 26% respecto a 2003, en 2004 el mercado externo compró 29.503.279 kg, un 11% del total de producción.

De acuerdo al INDEC el precio promedio del envase de 500 gramos de yerba elaborada se situó en octubre pasado en $2,02, mientras que hoy, según empresas privadas, asciende a los $2,05 (el tema está por estos días en discusión). “La yerba es una infusión económica, considerando su alto rendimiento. Se estima que una familia de la ciudad repone su compra cada 15 días. En zonas del interior, el consumo suele ser más alto y la compra, más frecuente. La temporada del año también incide: el mate se toma principalmente caliente, por lo que en verano su consumo disminuye, aunque no mucho”, explica Roberto Murga Cerviño, gerente de ventas de Productores de Yerba Mate de Santo Pipó SCL.

 

Las variedades

La yerba tradicional sigue siendo la preferida entre los argentinos. El segmento de yerba con palo representa el 73% del mercado, según Cruz de Malta. “Si bien Nobleza ofrece yerba suave, intensa y saborizadas, la presentación tradicional -la del empaque azul- es la más consumida”, coinciden en Molinos Río de la Plata S.A. “Por otro lado, vuelve a crecer el canal mayorista, que provee a negocios de barrio, y con esto se consolida un formato de paquete: el de 500gs, que compra el 55% de la gente”, sostiene De Bernardi.

En cuanto a publicidad, y según Monitor de Medios Publicitarios, la inversión total del rubro entre 2004 y lo que va de 2005 ha sido de 555.873 pesos. “En general las empresas yerbateras no destinan demasiados fondos a este rubro. Nuestra inversión ronda los 600.000 pesos e incluye campañas en el interior (radios, carteles, punteras de góndola, promociones) y en medios de difusión nacional, como televisión, aunque muy poco por su alto costo”, sostiene Murga Cerviño. En tanto, en Nobleza aseguran: “Las cifras de inversión publicitaria han caído en los últimos años por la crisis del país y la pérdida de rentabilidad del sector”. Por su parte, Montechiesi resalta que “del precio promedio de 1 kg de yerba, alrededor de $0,20 se destina a publicidad, es decir un 7%”.

 

El arte de saber cebar

A pesar de que esta práctica no le sea ajena a ningún argentino, hay quienes aseguran que preparar un buen mate es todo un arte. Incluso, hay quienes se animan a dar algunos consejos. Primero hay que utilizar un mate mediano, bien curado y sólo agregarle yerba hasta su ¾ parte. Después, debe taparse la boca del mate con la mano, invertirlo, agitarlo y volverlo a su posición normal. Siempre hay que cuidar que la yerba haya quedado recostada hacia un lado. En la parte más vacía hay que verter el agua, al principio tibia o fría, pero nunca muy caliente. Se deberá esperar unos segundos para que se absorba. Luego, hay que repetir la operación. Finalmente, se introduce la bombilla en la parte humedecida. Para disfrutar el mate, el agua no debe superar 80° C. Hay que cebar primero cerca de la bombilla y luego, ir avanzando hacia el centro. Y nunca olvidar: siempre es mejor esperar un tiempito entre mate y mate.


 

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