LOS IMPLEMENTOS DEL MATE

El mate... un verdadero amigo que calma las ansiedades, calienta los inviernos, descansa en las jornadas, que está siempre dispuesto...

El mate posee una vajilla especial: el recipiente principal (el mate o porongo), la bombilla, y la pava; a este conjunto se suma frecuentemente un ensamble portátil (casi siempre de metal) que reúne dos recipientes: la "yerbera" (es decir el recipiente en donde se deposita la yerba para cebar el mate) y la "azucarera".

La "pava" (Argentina) o "caldera" (Uruguay) con la cual se calienta y vierte el agua para el mate, es llamada así metafóricamente en Argentina porque su silueta recuerda a un pavo, aunque algunos lo vinculan con el vocablo aborigen “pafa”. Es muy semejante a una tetera; sin embargo, su pico tiene una muesca que facilita el vertido con un chorro fino del agua caliente dentro de los recipientes.

Incluso existen bandejas especiales con molduras para acomodar la vajilla precitada y el plato en el cual se encuentran ciertas galletitas y "bizcochos" (Uruguay) o "facturas" (Argentina): polvorones, tortas fritas buñuelos, etc. con las que tradicionalmente se acompaña el mate.

Desayuno matero: - Termo lumilagro - Mate de madera - Bombilla metalica - Yerba - Manteca - Mermelada - Dulce de Leche - Jugo - Edulcorante y Azúcar - Bizcochitos de grasa - Medialunas - Pepas - Tostadas - Pancitos saborizados - Galletitas de agua - Galletitas artesanales - Alfajorcitos de maicena - Untador de acero. Presentado en bandeja de mimbre con mantel y servilleta de tela y tarjeta de dedicatoria.

 

 

El MATE

Al recipiente que se emplea para preparar la yerba mate, se lo conoce directamente como “mate” en Argentina, Paraguay y todas las zonas donde se emplea. Es un instrumento de importancia, ya que están construidos con diversos materiales y esto puede ser un determinante a la hora del sabor que le conferirá a la bebida. Pueden ser de metal, de diversas maderas, de calabaza y los hay también muy adornados y lujosos, en formas extrañas y de todo tipo y color.

Uno de los más difundidos es el de calabaza. Al igual que los de madera, requieren un proceso de curado previo a su utilización, ya que pueden transferir luego los sabores propios a la bebida en sí. Respecto al curado del mate, existen muchas formas de hacerlo pero todas son similares y coinciden en ciertos puntos y objetivos. Lo principal es que se hace para sacar cualquier sabor que pueda traer el mate; además curándolo vamos a preparar la pared interior del mate para su futuro uso y evitaremos la formación de malos olores.

Primero se lo lava una y otra vez utilizando sólo agua caliente, sin agregar nada más, hasta que no haya quedado resto de ninguna sustancia, tierra, olor, color o sabor en el agua residual. Luego se llena el mate con yerba ya usada y se lo deja reposar un día para después repetir una vez más el proceso, retirando la yerba, pero sin enjuagar, se vuelve a colocar yerba usada y se lo deja un día más, quedando así curado el mate, a menos que no se esté conforme con el aroma que adoptó, para lo cual se puede repetir la última operación una vez más.

El nombre "mate", es castellanización del vocablo de origen quechua "mati" que significa, literalmente en dicho idioma andino, vaso.

Poro y porongo, son también castellanizaciones de los vocablos quechuas puru y purungu, que se refieren en general a la calabaza de donde se extrae el mate, y el segundo en particular a la calabaza de dimensiones mayores. Y las calabazas famosas, no son más que los frutos secos y despojados de las semillas, de la planta llamada lagenaria vulgaris o "calabacera".

Los descubrimientos arqueológicos en enterraderos y antiguas viviendas de las culturas preincaicas de la costa del Pacífico (Paracas, Arica), y en zonas del noroeste argentino, han permitido comprobar el uso intenso de las calabazas de la «lagenaria» por grupos aborígenes andinos muy antiguos, anteriores incluso al uso por ellos de los metales (cobre, plata, oro). Surgió así una industria muy antigua de la «calabaza» o «porongo», y con ella los nativos hicieron vasos, recipientes para coca, fuentes, flotadores de navegación, recipientes para agua, urnas funerarias, cucharas, y hasta sonajeros.

Las formas suaves, rotundas y llenas, y el entre opacado y brillante (mate, precisamente) de su «cáscara» o epidermis, fueron el modelo ancestral de la primitiva cerámica de aquellos pueblos. En el decorado de las «calabazas» o de los «mates», ya en lejanísimos tiempos prehispánicos, los artesanos indígenas del Perú llegaron a bellísimas expresiones artísticas, aplicando técnicas como burilados, pirograbados, teñidos, y especialmente el piro-carbonizado. Además de guardas y formas geométricas más o menos puras, se hicieron frecuentes las decoraciones zoomorfas y antropomórficas, es decir con forma de animales y humanas.

Los guaraníes del área de la yerba mate al parecer conocieron la lagenaria desde tiempos precolombinos a través de las numerosas áreas de contacto de las culturas andinas y guaraníticas ya en tiempos remotos, o la misma expansión del imperio incaico (el tahuantinsuyo), antes de la llegada de los europeos.

Pero sea que haya sido anterior o posterior a la conquista, el encuentro de las dos grandes corrientes culturales, la incaica y la guaranítica, unió para siempre dos elementos: el "mate" y la "yerba". "

Así, los mates" recibieron una doble herencia: la de la artesanía incaica del pirograbado, burilado y los adornos de metal precioso, con las no menos bellas artes populares guaraníes con sus elaborados vivos y la tradición de atar con fibras vegetales a los mates, en el período de su maduración, imprimiéndoles vistosas y hermosas deformaciones globulares.

También de influencia paraguaya son los esterillados o tejidos con fibras vegetales para "forrar" el mate, que en el área platense se sustituyeron por tientos, cubriéndolo parcial o totalmente. A estas viejas técnicas decorativas de origen indoamericano se fueron incorporando, con el correr de los tiempos, nuevos modos, motivos, materiales y diseños aportados por los europeos.

Distintos mates, bombillas y limpiabombilla - colección privada de la artista

 

EVOLUCION DE FORMAS, MATERIALES Y MOTIVOS DECORATIVOS

Además de la típica "calabaza" o mate propiamente dicho, aparecieron recipientes de madera, de cerámica, los "cocobolos" verdaderas tazas de influencia afro-asiática introducidos por los jesuitas, de guampa o cuerno, de loza o porcelana, de metales preciosos (especialmente plata), y ya a mediados del siglo XIX, de peltre y de metales blancos.

Los motivos y los gustos en la decoración también variaron. Los intrincados motivos geométricos, esquematizaciones de formas animales y humanas de origen incaico, serán sustituidos por motivos florales o frutales y hasta por paisajes. En la Banda Oriental primó también la "decoración gauchesca"en los mates de calabaza. Antiguamente sólo se empleaban guardas y guirnaldas, algunas dedicatorias amorosas, unas iniciales, o dos corazones enrelazados. Luego se desarrollaron los temas nativistas: la doma, una yerra, dos criollos mateando, el rancho y el ombú, ó escenas y divisas de contenido patriótico-político, con vivas y mueras, según la época.

Por épocas o por regiones, en forma abundante se reiteran los elementos decorativos zoomorfos: loros, gallos, palomas, serpientes, avestruces, etc. tanto en pequeños elementos decorativos como abarcando la totalidad del recipiente.

La influencia de la platería religiosa, principalmente de origen portugués, se hace sentir en el arte criollo, en especial durante el siglo XVIII. Los primeros plateros llegados al río de la Plata, lo hicieron inicialmente como agregados a la Iglesia, para realizar o arreglar los objetos del culto, tradicionalmente de metales preciosos: cálices, lámparas, incensarios, candelabros, etc. Como estos hábiles artesanos no podían vivir exclusivamente de lo que fabricaban para las iglesias, cada vez con mayor frecuencia produjeron útiles domésticos, entre ellos el mate, desde que había pasado a ser elemento imprescindible en toda vajilla hogareña del río de la Plata. Si bien al principio imitaron los modelos incaicos, enseguida comienzan a aparecer mates con forma de cáliz, la paloma del espíritu santo formando todo un mate, o en la bombilla o en el asa del mate.

 

Pero, por medios modestos o por pura tradición, la mayoría de la gente siguió apegada a la vieja, lustrosa y acariciada calabaza y cuando por el roce de la bombilla se gastaba mucho el fondo, el paisano la "retobaba" de cuero. Entre usos y preferencias, en el sur del Uruguay los orientales prefieren el "mate galleta", de forma redondeada, achatada a los lados y de boca más bien pequeña; en el norte, si bien se usa la galleta, mucho se usan los poros y porongos en le estilo "brasilero", o "riograndense", porongos grandes, bocones y a veces "rabudos".

 


La bombilla

La bombilla es otro de los adminículos fundamentales para el consumo de yerba mate: es un cilindro ahuecado en su interior, generalmente de acero, con una punta prominente y filtrada, que permite el acceso del líquido en su interior para que llegue a la boca, pero evitando que la yerba mate molida también pase.

La finalidad de la bombilla es clara, sencilla y expeditiva: llevar el mate a la boca de quien lo consume. Generalmente es un tubo metálico de unos 15 centímetros de largo, bastante angosto y ahuecado en su interior. Tiene una boquilla en uno de sus extremos, que es el que sobresale y un filtro en la parte inferior, que posee muchos orificios que propician el filtrado de la yerba, para que ésta no llegue a la boca del consumidor.

Si bien pueden variar sus formas, el metal con el que están construidas y hasta incluso el modo de filtrado, la finalidad y su uso son siempre los mismos. Se coloca el extremo inferior dentro del recipiente con yerba y el otro extremo sobresaliendo. Debe cuidar de limpiarla de vez en cuando para evitar que el mate se tape con facilidad. Para eso no tiene más que desobstruir los orificios con un alfiler o un material punzante. O conseguir un cepillo fino que puede introducirse por el orificio superior, para así eliminar los sedimentos que se han ido acumulando con su uso.

Si ardua ha sido la historia de la yerba mate, si larga y plena de cambios la de su recipiente, también lo ha sido la de la bombilla. Sobre su antigüedad, el debate también ha sido ardiente. Hay quienes la aseguran precolombina e imaginan a los guaraníes tomando la infusión con un tubito de caña, "tacuapí" (como aún la llaman en el Paraguay), y hay quienes atribuyen el invento a los españoles e incluso a los criollos americanos.

Los autores de la tesis del invento de la bombilla por los aborígenes, lo explican de la siguiente manera: con una serie de invenciones el indio habría ido mejorando el uso de la yerba para consumirla en forma más fácil y agradable. Así el uso del "sapecado", la trituración de las hojas, la utilización del agua caliente y el uso de recipientes de calabaza con boca. La molestia que le provocaba el continuo comerse las partículas de yerba trituradas, los habría llevado a utilizar primero un tubito natural (junco o caña hueca de pequeño diámetro) para succionar el líquido. Luego perfeccionándolo le habrían agregado un ensanchamiento en la base de forma esférica, hecho con fibras vegetales, al que se llamó "coco". Este nombre derivaría de la voz aymará "coco", por el parecido del extremo de la bombilla con los frutos de la palmera; o podría derivar de la voz quechua "kokko", que significa "junco, o tejido trenzado fuerte de junco".


Por el contrario, los autores de la tesis del invento por los españoles o criollos, sostienen que los indios tomaban mate con infusión fría o semi fría usando calabazas cortadas. Para ello apretaban la yerba a un lado del recipiente con la ayuda del pulgar, y apoyando el labio superior en el otro extremo, sorbían de modo que tanto el labio como los dientes oficiaban de filtro. Sería para evitar esta incomodidad que los españoles o criollos, inventaron primero un "apartador" de la yerba, y posteriormente la bombilla.

TIPOS DE BOMBILLAS

Sea cual fuera su origen los dos primeros tipos originales de bombilla fueron: a) un canuto de plata, redondo, de un diámetro de 5 a 6 centímetros y una altura de unos 18 cms, rematado en su extremo inferior por una esfera hueca del mismo metal, llena de perforaciones y b) un tubo de caña hueca, aproximadamente de las mismas medidas, rematado en su extremo inferior por un cestillo también redondeado, tejido en finas hierbas de fibra vegetal o de crines de caballo.

En las bombillas de plata fueron introduciendo numerosas variantes: el aplastamiento de la boca de la bombilla para mejor sorber la infusión; los engrosamientos, pasadores o virolas del mismo metal, para evitar quemarse los dedos, la forma almendrada del «coco» para mejor manejar la yerba, ya que oficia de bombillla y de «apartador» a la vez. Esas variantes se hicieron por necesidad de completar la funcionalidad de la bombilla, a la par que unidas a veces al deseo de embellecerla: «asitas» para agarrarlas mejor, adornos diversos, curvaturas de sus línesa, para hacerla más atractiva, y para enfriar algo el agua e impedir la subida de la yerba. Después se han hecho en muchos metales variados, transcurrido el tiempo, según las preferencias del usuario, pero durante muchísimos años, la bombilla de las clases humildes rioplatenses fue la bombilla de lata.

 

LA PAVA

 

La pava en Argentina o caldera en Uruguay es el nombre con que se conoce a un recipiente semejante a una tetera utilizado en la cocina para calentar agua (además del uso de este término en maquinarias). A diferencia de las teteras, que generalmente sólo reciben agua precalentada, las pavas pueden ser usadas tanto para calentar agua directamente como para servirla. Suelen ser metálicas, usualmente de acero inoxidable o también aluminio (material muy usado pero desaconsejable ya que al calentarse desprende partículas tóxicas) o esmaltadas o enlozadas, y tienen un asa superior deslizable con madera o resina plástica incrustada para poder manejarlas.

estancia La Bamba - foto Raúl Shakespear

Tradicionalmente una pava tiene una avertura superior con tapa por donde se le introduce el agua y un pico fino y curvado con una muesca, lo que la hace ideal para su uso en el cebado del mate. Está también la variedad sin orificio superior en la que el agua es introducida por un pico ancho, corto y recto, el cual tiene una tapa con un pequeño ojo por donde sale el vapor al producirse el hervor; la salida del vapor produce un silvido que avisa que el agua ya ha hervido. El asa de este tipo de pavas suele ser fija. También existen pavas eléctricas. Las más recientes poseen un termostato que da la temperatura justa para el mate y mantienen esta temperatura —como un termo— aún cuando estén desenchufadas.




 

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