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Por la prédica de los jesuitas, aquella bebida considerada como pagana y hasta diabólica pasó a ser otorgada como un don a los indios no por Tupá sino por el Dios de los cristianos.
Angel alado tallado en madera (Chiquitanía, época actual), perteneciente a la colección privada de la artista |
El Santo del Mate
San Roque González de Santa Cruz fue entronizado en la Catedral de Buenos Aires en 2003. Nota del diario La Nación. Este sacerdote jesuita, conocido como "el Santo del Mate", fue canonizado por Juan Pablo II en 1988, junto a otros dos sacerdotes de la Compañía de Jesús, Juan del Castillo y Alonso Rodríguez, también mártires. La fecha elegida fue el 16 de noviembre, Día de los Santos Mártires del Caaró.
San Roque González, Catedral de Buenos Aires - foto de la artista
El santo nació en Asunción del Paraguay en 1576. Su padre, Bartolomé González, acompañó a don Pedro de Mendoza en la primera fundación de Buenos Aires. Pese a su condición de rico encomendero, Roque eligió un destino poco previsible: "entrar en religión" y misionar entre los indios. Fue ordenado sacerdote a los 24 años. Poco después fue nombrado vicario en la catedral de Asunción.
En 1609 fue admitido en la Compañía de Jesús, y en 1619 hizo sus tres votos. Se le asignó una misión de gran alcance: evangelizar el norte argentino, el sur paraguayo y el sur brasileño, en las llamadas Reducciones Jesuíticas.
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Un dato curioso es que no existían imágenes históricas del santo. Su retrato se perdió después de la expulsión de los jesuitas, en 1767, y fue redescubierto en Córdoba por el padre Furlong, a principios del siglo XX. Esa imagen, a diferencia de la que fue entronizada en la Catedral de Buenos Aires, lo muestra con su corazón en la mano y en sus manos lleva la imagen de la Stma. Virgen de Caacupé, patrona de Paraguay. La cerámica de la Catedral de Buenos Aires, obra del artista José María Lanús, lo muestra con un mate de plata y una cruz, en alusión a la intensa labor de los sacerdotes jesuitas por erradicar el alcoholismo entre los indios mediante la infusión del caá o yerba mate. |
Inició su labor misionera en el Chaco Guaycurú y fue fundador de Itapúa, origen de Posadas, actual capital de la provincia de Misiones, la cual pronto se trasladó a la otra orilla del río, en lo que es hoy Encarnación, Paraguay. Por eso se le reconoce como fundador y patrono de ambas ciudades, y también por haber encarado el relevamiento del río Uruguay, desde Asunción hasta Buenos Aires, con sólo un grupo de canoeros. Otras dos Reducciones fundadas por San Roque González son: Concepción (1619) y Candelaria (1627). En 1628 murió en tierras del actual estado de Río Grande do Sul, a manos de un grupo de indios hechiceros, que respondían a las órdenes del cacique Ñanzú o Ñezú.
Se cuenta que cuando su cuerpo fue quemado en el interior de una iglesia se oyó una voz que surgía del pecho del mártir, que decía: "Aunque me matéis no me matáis, mi alma va al cielo, y no tardará el castigo". Como algunos creyeron que era cierto, le abrieron el pecho, le sacaron el corazón y lo echaron al fuego. Milagrosamente no se quemó. Quedó intacto, tal como se lo ve hoy en la Capilla de los Mártires en el colegio de Cristo Rey, Asunción, Paraguay.
El 28 de enero de 1934 fue beatificado y el 16 de mayo de 1988 el difunto Papa Juan Pablo II lo proclamó como Santo Mártir Rioplatense en una ceremonia realizada en Asunción, capital paraguaya.
San Roque González de Santa Cruz es patrono
de las ciudades de Posadas, en la Argentina, y de Encarnación,
en el Paraguay, con fiesta el día 16 de noviembre. Además,
el puente que une estas dos ciudades lleva su nombre en honor a su labor
y dedicación por esta región.
La visión de San Roque sobre las Reducciones se conserva en una carta a su hermano Francisco: "Nosotros trabajamos por la justicia. Los indios necesitan estar libres de la esclavitud y de la dura servidumbre personal en la que ahora se encuentran. En justicia ellos están exentos de esto por ley natural, divina y humana".
Misión Todos los Santos del Caaró - fundada el1 de noviembre de 1628 por San Roque González de Santa Cruz junto con Alonso Rodríguez, en la región del Caaró en el actual Brasil.
Caaró - Monumento con los nombres de 23 misioneros jesuitas martirizados en la región.
Janine Meyer / Martirio del Beato Roque - 100 x 100 acrílico s/tela (2000) primera versión
Del origen cristiano del Mate
Jesucristo bajó a la tierra acompañado de San Juan y de San Pedro dedicándose a recorrer el mundo y dio, después de largo andar, con Misiones. En una de sus marchas llegaron hasta el rancho de un viejo indio, padre de una joven tan hermosa como buena. Sin reconocerlos, atendió a los celestiales viajeros lo mejor que pudo y sacrificó para ellos la única gallina que poseía. Al día siguiente, Jesús se dió a conocer como hijo de Dios y en recompensa por su hospitalidad, le dijo que le hiciera una petición que le sería concedida. El anciano contó que el demonio se había apoderado de sus tierras y de las almas de los indios, y su único deseo era que su hija siga siendo buena y pura. Jesús lo premió transformando a la joven en el árbol de Caá, el que traería fuerza, inteligencia y prudencia a los hombres de la selva.
Cántico de los Indios en las Misiones
Los guaraníes contaron a los Jesuitas que estuvo en sus tierras, hace muchos años, el Pai Zumé, llamado por los Tupís de Sumé, hombre de gran sabiduría que realizaba muchos milagros. Los padres asimilaron a Sumé como Santo Tomás, uno de los apóstoles, que se les habría aparecido a los indios, siendo incorporado a las leyendas autóctonas y se conoce un antiguo romance en el que se atribuye a Santo Tomé el nacimiento de la yerba mate o árbol bendito:
Santo Tomé iba un día
orillas del Paraguay,
aprendiendo el guaraní
para poder predicar.
Los jaguares y los pumas
no le hacían ningún mal,
ni los jejenes y avispas,
ni la serpiente coral.
Los chontas y los matacúes
palmito y sombra le dan;
el mangangá le convida
a catar de su panal.
Santo Tomé los bendice
y bendice al Paraguay
ya los indios guaraníes
le proclaman capitán.
Santo Tomé les responde:
"Os tengo que abandonar
porque Cristo me ha mandado
otras tierras visitar.
En recuerdo de mi estada
una merced os he de dar,
que es la yerba paraguaya
que por mí bendita está".
Santo Tomé entró en el río
y en peana de cristal
las aguas se lo llevaron
a las llanuras del mar.
Los indios de su partida,
no se pueden consolar
y a Dios siempre están pidiendo
que vuelva Santo Tomás.
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